Hoy, 28 de abril de 2020, es un día histórico para los actores y actrices del mundo entero, pues es la fecha de entrada en vigor del Tratado de Beijing sobre Interpretaciones y Ejecuciones Audiovisuales, adoptado el 24 de junio de 2012, tras haber superado el pasado 28 de enero las 30 ratificaciones requeridas. Es el primer Tratado Internacional que atribuye derechos morales y patrimoniales de naturaleza intelectual a los actores, a quienes reconoce como creadores de primer orden.
Efectivamente, hoy se cumplen tres meses desde que el Tratado de Beijing alcanzó las treinta ratificaciones o adhesiones necesarias para su entrada en vigor, por lo que a partir de hoy dicho instrumento desplegará todos sus efectos. Y ello sucede, además, en un momento de especial necesidad para los artistas, toda vez que estos se han visto especialmente golpeados por los efectos económicos del COVID-19 en la medida en que los cines, sets de rodaje y teatros fueron los primeros en cerrar y serán los últimos en abrir, al tiempo que durante el confinamiento se ha disparado el consumo de contenidos audiovisuales a través de televisión y plataformas digitales sin que, en la mayor parte de los casos, los actores obtengan rendimiento económico alguno.
Latin Artis y sus miembros trabajaron muy duro durante años para la exitosa adopción del Tratado, contando para ello con el apoyo de todos los actores y actrices del mundo, algunos de los cuales, como el español Javier Bardem, llegaron a desplazarse a Ginebra para defender la necesidad de poder contar con un tratado internacional que reconociera y protegiera sus derechos.
En idéntico sentido, el propio Bardem, junto a compañeros y compañeras de la talla de Meryl Streep, Antonio Banderas, Sonia Braga o Eugene Levy, se pronunciaron en el video que, coordinado y elaborado por Latin Artis y la Federación Internacional de Actores (FIA), fue proyectado durante la Conferencia Diplomática de Beijing.
Tras su adopción, Latin Artis y sus miembros han ven ido trabajando intensamente en la promoción del Tratado de Beijing, con el ánimo de sumar el mayor número de ratificaciones y adhesiones posibles, no ya sólo de cara a su pronta entrada en vigor, sino también para lograr una implementación universal del mismo, garantizando así a los actores y actrices del mundo entero el reconocimiento y protección de sus derechos allá donde sus interpretaciones sean explotadas. Muestra de este intenso trabajo han sido las numerosas actividades que Latin Artis y sus miembros han venido organizando durante los últimos años, algunas de ellas en colaboración con la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) – como por ejemplo los distintos Foros Iberoamericanos sobre Interpretaciones Audiovisuales –, así como toda otra serie de actividades, incluyendo seminarios, talleres y reuniones, bilaterales o multilaterales, con representantes sectoriales, gubernamentales o legislativos en los cinco continentes.
Habiendo superado con éxito las dos primeras fases – adopción y entrada en vigor –, entramos ahora en la tercera, quizás la más decisiva y en la que Latin Artis y sus miembros continuarán trabajando, a saber: la de implementación del Tratado en las distintas legislaciones nacionales, asegurando que la implementación en los distintos países sirva al objetivo principal perseguido por dicho instrumento, según reza el primer párrafo de su Preámbulo: desarrollar y mantener la protección de los derechos de los artistas intérpretes o ejecutantes respecto de sus interpretaciones o ejecuciones audiovisuales de la manera más eficaz y uniforme posible.
Eficacia y uniformidad que adquieren una relevancia especial con el advenimiento de los nuevos modelos de televisión interactiva o a la carta, liderados por grandes plataformas como NETFLIX, HBO, AMAZON PRIME, HULU, DISNEY+, MOVISTAR+ y otras, que ofrecen sus grandes catálogos de contenidos audiovisuales con carácter simultáneo en todo el planeta. Y es que el Tratado de Beijing o, con mayor precisión, su implementación, habrá de permitir a los actores y actrices del mundo entero poder reclamar sus derechos en todos aquellos países en los que sus interpretaciones sean objeto de explotación. Y ello, junto con el desarrollo de una gestión colectiva transparente, rigurosa, profesional y solidaria, permitirá una mejoría sustancial, justa y necesaria, de las condiciones socio-laborales y familiares de los actores y actrices del mundo entero.
En definitiva, y como manifestó recientemente Javier Bardem en relación con el impacto de tales plataformas digitales: el Tratado de Beijing llega con retraso, pero es muy oportuno para que el actor pueda participar económicamente de la explotación de su trabajo. El actor, cuando crea un personaje y lo actúa ante la cámara para formar parte de una obra audiovisual, está contribuyendo de manera extraordinaria al enriquecimiento cultural, social y económico de un país, de una región y de toda la humanidad en su conjunto. El arte de la actuación de personajes audiovisuales se ha erigido en las últimas décadas en el bien cultural y económico más demandado por los ciudadanos de todo el mundo. Tan es así que todos los modelos de negocio audiovisual (cinematográficos y televisivos) pivotan sobre los contenidos de ficción protagonizados por actores, directores y guionistas de todas las latitudes del Planeta. He ahí la oportunidad y la necesidad de un instrumento internacional como el Tratado de Beijing para el adecuado desarrollo cultural, educativo, social y económico del Siglo XXI.
Desde Latin Artis queremos aprovechar esta fecha, que marca un hito histórico, para felicitar a todos los actores y actrices del mundo, así como para agradecer públicamente su trabajo y compromiso a todos los que hicieron este Tratado posible, especialmente al Director General de la OMPI, Francis Gurry.
Finalmente, los actores de todo el mundo queremos agradecer y felicitar a todos los países que ya son parte del Tratado de Beijing mediante su ratificación, y animar a todos aquellos que aún no lo han ratificado para que lo hagan cuanto antes y así poder beneficiar a los actores y demás creadores, ciudadanos, industrias y cultura de sus respectivas naciones con todos los efectos positivos que aporta tan importante instrumento internacional.
En Madrid, a 28 de abril de 2020