Declaración Pública de Latin Artis con motivo del Día Mundial de la Propiedad Intelectual
26 de abril: Celebremos la propiedad intelectual
Latin Artis celebra el día mundial de la Propiedad Intelectual con un mensaje de esperanza
El Día Mundial de la Propiedad Intelectual, que se celebra cada año el 26 de abril, tiene por objeto principal dar a conocer la función que desempeñan los derechos de propiedad intelectual e industrial en el fomento de la creatividad y la innovación.
En estos momentos de pandemia mundial por la COVID-19 y, por tanto, de incertidumbre y confinamiento, los contenidos culturales protegidos por la Propiedad Intelectual han demostrado una vez más ser una herramienta fundamental para el mantenimiento de nuestro bienestar mental, proporcionándonos grandes momentos de emoción, evasión y entretenimiento, gracias a los cuales somos capaces de mantener la esperanza y la ilusión en el futuro. Y ello hemos de agradecérselo a la propiedad intelectual, pues sin ella no existiría la mayor parte de los contenidos culturales de los que disfrutamos a diario desde nuestros hogares, ya sea a través de la televisión, Internet, el libro o la radio.
Efectivamente, la historia económica nos demuestra que la propiedad intelectual e industrial es el factor más decisivo para el desarrollo de la creatividad y la innovación, en cuanto que motores del desarrollo y evolución del ser humano. Más allá del espíritu creativo de cada individuo, los contenidos culturales, tal y como los consumimos desde hace siglos, no verían la luz si los creadores y difusores no tuvieran garantizados una serie de derechos que les permita participar de una manera justa y equitativa en la explotación de tales contenidos.
Y lo mismo sucede con la innovación: la propiedad industrial actúa como poderoso incentivo y estímulo a la investigación médica, tecnológica, científica, etc.
Durante el confinamiento provocado por la pandemia se ha disparado el consumo de contenidos audiovisuales tales como obras cinematográficas, series de televisión, teatro, danza y óperas, ofrecidos a través de televisión y de plataformas digitales.
De la misma forma que los ciudadanos han encontrado en dichos contenidos un elemento indispensable para superar estos momentos de dificultad, nuestros artistas esperan encontrar el apoyo y comprensión de nuestros responsables políticos para superar la crisis económica que ha venido ligada a la crisis sanitaria.
Es necesario que nuestros respectivos marcos legales nacionales que regulan la propiedad intelectual fortalezcan el contenido económico de los derechos de los actores, al menos tal y como se contempla en el Tratado Internacional de Beijing.
Y es que estos derechos, allí donde están reconocidos y son diligentemente gestionados de forma colectiva, están demostrando ser un mecanismo eficaz para asegurar no sólo una justa y adecuada participación de los actores en la explotación de sus interpretaciones, sino también, y a través de los servicios asistenciales ofrecidos por las propias sociedades de gestión colectiva, en una herramienta especialmente eficaz, aunque insuficiente, para luchar contra los devastadores efectos económicos que esta pandemia está teniendo sobre el sector creativo en su conjunto.
Por tanto, hay dos circunstancias que hacen especial un Día Mundial de la Propiedad Intelectual como el que celebramos hoy. De un lado, porque, por primera vez en la historia, se celebra en medio de tanta adversidad ocasionada por el COVID-19 y en estado de confinamiento prácticamente universal. De otro lado, y como indicio de esperanza, porque se celebra dos días antes de que entre en vigor el añorado Tratado de Beijing, que ayudará sobremanera a fortalecer los derechos de los actores y éstos, como siempre, repercutirán dicho avance en forma de nuevos contenidos audiovisuales de ficción que nos ayuden a vivir con mayor fuerza e ilusión la adversidad.