Los actores y actrices españoles que tienen trabajo en el sector
artístico son menos de la mitad del colectivo. Y de entre el total de
artistas, poco más del 8% pueden llegar a fin de mes gracias a su
talento interpretativo. Así lo refleja el Estudio sociolaboral del
colectivo de actores y bailarines en España, un trabajo que la Fundación
AISGE ha venido realizando a lo largo de todo este año 2016 a partir de
más de 3.000 encuestas. Nunca se había realizado en nuestro país un
trabajo tan amplio y exhaustivo sobre la profesión artística: los datos
recabados son tan abundantes que reducen el margen de error a niveles
mínimos.
A lo largo del último año, solo el 43% de los intérpretes realizó algún trabajo sobre los escenarios o frente a las cámaras, un índice de ocupación que representa un drástico retroceso respecto a los estudios anteriores. En concreto, los actores con trabajo en el sector eran el 66 % allá por 2004, un índice que bajó hasta el 63 % en el caso de 2011.
La gravedad de la situación va más allá. No solo sucede que una mayoría de actores no tiene empleo en su sector. A ello se le suma que quienes sí logran subirse a un escenario o pisar un plató obtienen unos ingresos muy modestos, a menudo ínfimos. Del total de actores y actrices españoles, solo el 8,17% cobran 12.000 o más euros anuales y, en consecuencia, pueden vivir de esta profesión. Si colocamos el listón en quienes cobran 30.000 o más euros del año y disfrutan de cierta holgura económica, resulta que hablamos de apenas el 2,15% del colectivo.
La fiabilidad de todos estos
datos es muy alta. El Estudio sociolaboral del colectivo de actores y
bailarines en España que ha preparado la Fundación AISGE se nutre de un
total de 3.282 encuestas a actores y bailarines afincados en España.
Esta muestra representa el 39% del colectivo de artistas e intérpretes.
Se trata de la tercera
ocasión en que AISGE y su Fundación (consagrada al respaldo de los
intérpretes audiovisuales españoles: actores, bailarines, dobladores y
directores de escena) realizan una investigación sociolaboral de estas
características, única en nuestro país. Las dos ediciones anteriores
datan de los años 2004 y 2012. El mayor alcance de este estudio permite
por primera vez diagnosticar aspectos como las diferencias entre actores
en función de su comunidad de residencia o de su sexo. Y las
conclusiones son también claras en ese sentido: la tasa de desocupación
es seis puntos mayor entre las actrices que entre los actores.
El sociólogo Walter Actis,
experto en la materia y responsable ya de los dos informes anteriores,
ha dirigido este nuevo Estudio sociolaboral y rubrica sus más de 320
páginas, a las que se les suman varios anexos. La investigación de Actis
constata que no solo ha bajado la tasa de ocupación, sino también los
ingresos que obtienen aquellos artistas que sí logran trabajar. Entre
los que cobran por su trabajo como actores, más de la mitad (el 53%) no
supera los 3.000 euros anuales. En concreto, el 29% obtuvo menos de 600
euros durante todo el año (una media de 50 euros mensuales), mientras
que otro 24% se quedó en la franja entre los 601 y los 3.000 euros. El
desplome es evidente en este sentido: quienes obtenían menos de 3.000
euros al año eran el 34% en 2002 o el 45% en 2010.
Estas cifras definen un panorama muy complicado para los intérpretes profesionales, puesto que la tradicional intermitencia y precariedad de sus empleos se ha agravado notablemente tras la crisis económica. Las indagaciones de la Fundación AISGE muestran que la situación se ha agravado durante al menos los tres últimos años, en un contexto de "callejón sin salida": paro cada vez mayor, trabajo cada vez más precario y pocas soluciones alternativas o complementarias fuera del gremio interpretativo.
De entre quienes sí trabajaron como actores durante 2015, el 46% lo hizo durante menos de 30 días a lo largo de todo el año (30% en 2002, 42% en 2010). Por eso no hay manera de que a los intérpretes españoles les salgan las cuentas. Como se ha reseñado, poco más de 2 de cada 100 integrantes de la profesión obtiene unos ingresos superiores a los 30.000 euros anuales como fruto por su talento artístico. Para complicarlo todo aún más, se incrementa el porcentaje de trabajadores sin contrato ("en negro"): eran el 6,2% en 2011, pero han subido hasta el 11,7% durante este último año.
Ante esta grave situación de precariedad, los actores y actrices españoles buscan otras fuentes de ingresos: el 46% tiene habitualmente un empleo al margen de la profesión artística. El 13% encuentra ocupaciones más o menos relacionadas con el sector y el 33%, en trabajos que nada tienen que ver con los platós o los escenarios.
Los empleos ajenos al sector más habituales entre nuestros actores son, por este orden: docente, comercial, camarero, administrativo, autónomo, enseñanza de idiomas, hostelería, sanidad, teleoperador, traducción y azafato. Aquellos que pueden ocuparse en alguna actividad medianamente "afín" son quienes imparten cursos de interpretación o danza, o desempeñan tareas de producción, terapias de técnicas corporales, locución, música o canto, guion o dirección artística.
Pese a estos esfuerzos por
complementar sus ingresos con otras actividades, el diagnóstico general
resulta preocupante. El 32% de nuestros artistas acreditan unos ingresos
globales (interpretación más otras ocupaciones) inferiores a los 600
euros al mes, lo que les coloca por debajo de la llamada "línea de
pobreza" (665 euros mensuales). De ese 32%, el 7,5 recibe o ha recibido
la prestación contributiva de desempleo, otro 7 por ciento obtiene
subsidio y el 4% está acogido a alguna de las ayudas que ofrece el
departamento asistencial de la Fundación AISGE. Los servicios sociales
públicos apenas atienden al 1,3%. El respaldo de AISGE está permitiendo
anualmente aliviar la situación de más de 700 familias de profesionales
del sector.
La situación, ya de por sí preocupante, lo es
todavía más si centramos el foco en las mujeres. Para empezar, en la
tasa de desocupación como artistas, que se eleva al 51,6% entre ellas y
desciende hasta un 45,4% entre los varones. Y para proseguir, en todas
las demás variables. Las actrices trabajan menos días al año que los
hombres, cobran menos, se enfrentan con mayor frecuencia al problema de
trabajar sin contrato y sufren una inserción laboral más débil.
Son ellas, más en concreto, quienes predominan en el segmento de ingresos inferiores a 600 euros anuales (35% por un 24% entre los hombres). En cambio, las mujeres empiezan a escasear en franjas de ingresos un poco más favorables. Solo el 26% de actrices perciben más de 6.000 euros al año, un porcentaje que en el caso de los actores alcanza el 39%.
En cuanto a las que se ven en la tesitura de trabajar sin contrato, son el 13,8% por un 9,9% entre los hombres. Y las que trabajan, trabajan menos. Las que no superaron las exiguas dos semanas de trabajo durante 2015 fueron el 19,6% del total, un porcentaje que se redujo al 14,3% en el caso de ellos.
El estudio Situación sociolaboral del colectivo de actores y bailarines en España permite también, por la amplitud de la muestra, sacar conclusiones sobre la situación de los profesionales en función de su franja de edad. Y a este respecto el paisaje es, de alguna manera, ambivalente. Los menores de 35 años trabajan más que los de las generaciones anteriores, pero, en contrapartida, los ingresos que están obteniendo nuestros artistas emergentes son sensiblemente más humildes que los de sus colegas de más edad.
Por lo pronto, la tasa de ocupación artística va descendiendo con la edad, según se colige del informe. Trabajan en el sector artístico el 48% de los actores menores de 35 años, pero este índice se reduce hasta el 43% si nos fijamos en los mayores de 45 años. Además, el grupo de mayor edad es el que recurre menos a otras ocupaciones (40% frente a 50%). Es decir, el recurso a otro empleo complementario es una tendencia relativamente reciente, que afecta más a los profesionales jóvenes.
Los jóvenes tienen mayor tasa de empleo y trabajan más días al año. Sin embargo, su situación dista de ser favorable. Los jóvenes predominan en el tramo de ingresos de 600 a 6.000 euros, mientras que el grupo de edad intermedia (35 a 44 años) lidera el tramo de 6.000 a 18.000 euros y los mayores de 45 son mayoría en la escala superior, ese exiguo porcentaje que cobra más de 30.000 euros al año. Es más, el análisis conjunto de ingresos mensuales (empleos artísticos o ajenos, prestaciones sociales, rentas…) da como resultado que los más abocados a la pobreza son los jóvenes: un 39%. Los más veteranos, gracias a las mejores condiciones laborales y a la percepción de otros ingresos, mejoran algo su posición.