Madrid, 24 de noviembre de 2025
La ciudad británica Birmingham acogió el 23º Congreso Internacional de la Federación Internacional de Actores (FIA), una organización que reúne a sindicatos de artistas profesionales –actores, cantantes, bailarines, artistas de variedades y circo, coreógrafos…– de todo el mundo, y cuyo objetivo principal es la defensa de sus derechos y la mejora de sus condiciones de trabajo. La cita cuatrianual tuvo lugar en Birmingham (Reino Unido), entre el 10 y el 15 de noviembre, erigiéndose en protagonista la Inteligencia Artificial Generativa (IAG), tanto desde la perspectiva laboral y la amenaza para el trabajo del actor humano, como su impacto en la generación de contenidos protegidos hasta ahora por la propiedad intelectual (derecho de autor y copyright).
Esta cita reunió a delegaciones sindicales de 43 países de todos los continentes, y observadores de otros 17 países, entre ellos la OMPI y entidades de gestión (AISGE y ADAMI), quienes se sumaron a los debates, subrayando la dimensión global de los retos que afectan a la cultura y a quienes la hacen posible, poniendo sobre la mesa los desafíos más urgentes del sector en un momento marcado por la transformación tecnológica y la incertidumbre económica global. España estuvo representada por los sindicatos Unión de Actores y Actrices y CONARTE y por la entidad de gestión AISGE –cuyo director general, Abel Martín, participó en el panel sobre IAG–; José María Montes, consultor internacional, y Sara López, directora del Área de Negocio.
Un sector frente a desafíos globales: política, economía y revolución digital Buena parte del Congreso giró en torno a una idea compartida por todos los asistentes: el futuro del trabajo artístico está condicionado por fenómenos de alcance mundial. La crisis climática, el retroceso de libertades democráticas, el auge del populismo, el desmantelamiento de derechos laborales y, sobre todo, el avance imparable de la tecnología y la pérdida de privacidad dibujan un panorama complejo.
La FIA advirtió de que estos factores no solo ponen en riesgo las condiciones profesionales de los intérpretes, sino también su función esencial como motores de cohesión social, creatividad colectiva y pensamiento crítico. En un mercado cada vez más dominado por el contenido digital y las plataformas de streaming, se insistió en la necesidad de blindar los derechos de propiedad intelectual y asegurar una remuneración justa por los beneficios generados por el consumo global de obras audiovisuales.
Avances y estructuras renovadas El Congreso reservó un espacio para hacer balance de los avances alcanzados en los últimos años. Entre ellos, la consolidación del Grupo Asesor de Espectáculos en Directo y del programa FIA Future Now, dirigido a fomentar la implicación activa de artistas jóvenes. La agenda incluyó también debates sobre diversidad e inclusión, prevención del acoso sexual, coordinación de escenas de intimidad, situación del circo contemporáneo y transición digital. Estas discusiones han dado lugar a guías, estudios y herramientas que ya se encuentran a disposición de los sindicatos afiliados.
Del mismo modo, se revisaron las iniciativas solidarias emprendidas con organizaciones sometidas a presiones políticas o económicas, así como la colaboración con entidades europeas e internacionales para mejorar el acceso a derechos laborales fundamentales en contextos especialmente vulnerables. La irrupción de la inteligencia artificial: del silencio de 2021 al centro del debate Si hubo un asunto que acaparó la atención constantemente fue la inteligencia artificial (IA). Aunque en el Congreso anterior, celebrado en 2021, la cuestión apenas figuraba en la agenda, esta edición la situó como un desafío estructuralpara el sector y para la negociación colectiva a escala global.
El panel celebrado el 12 de noviembre, bajo el título “Promoviendo una mayor protección frente a la IA generativa”, reunió a voces de referencia como Duncan Crabtree-Ireland (SAG-AFTRA, EE.UU.), Elizabeth Le Hot (ADAMI, Francia), Paul Fleming(Equity, Reino Unido), Diana Ángel (ACA, Colombia) y Abel Martín (AISGE), con la moderación de María Ventegodt (DSF, Dinamarca).
Los participantes advirtieron de los riesgos del abuso en el uso de la IA generativa sin consentimiento, transparencia ni remuneración adecuada. Además de casos reales de apropiación no autorizada de voces o imágenes, el panel abordó fenómenos emergentes como los personajes sintéticos, figuras creadas íntegramente por IA a partir de bases de datos entrenadas con trabajo de miles de artistas sin permiso ni compensación y las réplicas digitales de artistas reales e identificables, cuyo uso plantea conflictos directos sobre identidad, derechos de imagen y explotación económica.
SAG-AFTRA y la defensa del trabajo humano
SAG-AFTRA, el sindicato más influyente del mundo, expuso su posición tras la negociación del convenio que puso fin a la huelga de 2023, y que en 2026 ha de iniciar nuevas negociaciones al respecto. La organización ha establecido que la creación de personajes generados mediante IA no puede convertirse en una vía para esquivar la contratación de intérpretes. Incluso cuando un personaje digital no reproduce a un artista concreto, si su uso sustituye a un actor real en un rol cubierto por convenio, debería abonarse la remuneración correspondiente.
Además, cualquier utilización de la voz, imagen o estilo interpretativo de un actor para entrenar modelos de IA exige consentimiento explícito y compensación adicional. Las empresas tampoco pueden reutilizar escaneos o grabaciones antiguas sin renegociar condiciones y efectuar un nuevo pago. Según Duncan Crabtree-Ireland, director general de SAG-AFTRA, estas medidas buscan evitar que la IA se convierta en un mecanismo para abaratar costes “a costa de los artistas” y salvaguardar la presencia humana en la producción audiovisual.
Informó Duncan, por un lado, de que SAG-AFTRA ha alcanzado en 2025 un convenio colectivo de publicidad en el que se define y diferencian dos supuestos vinculados a la IA: a) personaje sintético, que es aquel creado mediante IA y sin inspirarse en ningún actor humano; b) réplica digital de un actor físico. La solución jurídica difiere de un caso a otro. Cuando estamos ante un personaje sintético, la productora ha de pagar una compensación a los fondos de salud y pensiones de la Fundación SAG-AFTRA; y cuando se trata de una réplica digital de un actor humano, el actor cobraría, como mínimo, un 150%; es decir, su tabla salarial más un 50%, que es una forma de compensar su “no presencia”.
De otro lado, SAG-AFTRA informó de la suscripción de otro convenio colectivo (Acuerdo Vertical), el pasado 13 de octubre, para producciones inferiores a trescientos mil dólares y cuyo rodaje no exceda treinta días, de las denominadas “series verticales” de escasa duración, es decir, microdramas serializados en formatos móviles.
AISGE, a través de Abel Martín, planteó un nuevo enfoque y estrategia para afrontar el reto global de la IA: una batalla conceptual Después de dejar sentado la concordancia de AISGE con las demás soluciones propuestas por todos los intervinientes, Abel Martín puso al auditorio a reflexionar sobre un aspecto apriorístico, pero de importancia decisiva para afrontar el reto tecnológico al que se ha sometido a todo el sector de la cultura durante las dos últimas décadas: la batalla de los conceptos, con la que la industria tecnológica nos ha venido ganando la lucha de los derechos laborales e intelectuales de los artistas y autores, y también la batalla de la opinión pública.
Tras reconocer que la creatividad audiovisual siempre estuvo vinculada al desarrollo tecnológico y que siguen siendo aliados necesarios, si se quiere salvar el modelo de negocio que sostiene a toda la industria audiovisual, invitó al nutrido auditorio a una reflexión necesaria: “no podemos afrontar este reto tecnológico tan abrumador y sobredimensionado sin fijar y redefinir aquellos conceptos que anteriormente definían y configuraban el verdadero trabajo del actor, el verdadero sentido del arte y de la creatividad artística; conceptos que han sido manipulados con el propósito subyacente de socavar y desprestigiar el trabajo creativo del actor. Así, por ejemplo, conceptos tales como 'artista intérprete o ejecutante', que desde la Convención de Roma de 1961 ha nutrido toda suerte de legislaciones para denigrar y minusvalorar los derechos de los actores frente a otros creadores; el concepto mismo de 'arte' y de 'creatividad', e incluso el de 'inteligencia', que son cualidades propias y exclusivas del ser humano, no pueden ser adulterados y aplicados, mutatis mutandis, a los nuevos procesos tecnológicos que pretenden sustituir la actividad humana en diferentes áreas de las actividades propias de los seres físicos”.
Finalmente, Abel Martín, conectó esta necesaria batalla conceptual con la opinión pública y los hábitos de consumo, a los que el arte se ha de ir adaptando, de manera que para que no exista desconexión entre los generadores de contenidos artísticos humanos y el público es necesario trabajar en ambas direcciones, desde ambas perspectivas. Mociones aprobadas en torno a la IA: hacia una estrategia global El Congreso cerró con la aprobación de cuatro mociones clave sobre IA y las nuevas formas de trabajo. Las resoluciones reflejan una preocupación creciente por el uso masivo e injustificado de datos de intérpretes en sistemas automatizados y por prácticas laborales que afectan a su seguridad y derechos. La primera moción denunció la reproducción no autorizada de voces, imágenes y rasgos interpretativos o contribuciones artísticas en modelos de IA entrenados con material protegido. El Congreso exigió que el consentimiento informado en cualquier etapa del uso de IA, la transparencia, –que todo el material esté claramente etiquetado–, y la remuneración justa sean estándares universales.
En otra de las mociones, se instaba a la FIA para que impulsar una respuesta conjunta y coordinada del sector cultural a nivel mundial para influir en las políticas globales sobre IA y enfrentar la presión de las grandes compañías tecnológicas. Otra moción fijó la oposición firme al uso de las excepciones de minería de texto y datos (TDM) aplicadas a la IA generativa, que permitiría el uso de contenido protegido sin autorización ni compensación, al considerar que vulneran derechos de propiedad intelectual y permiten un acceso indiscriminado al trabajo de artistas. La FIA anunció que estudiará acciones legales, especialmente en el ámbito europeo, y promoverá alianzas con organizaciones de creadores para defender un marco normativo coherente y respetuoso con los tratados internacionales.
La última moción se centró en la proliferación de audiciones mediante self-tapes, ya habituales en el sector audiovisual. El Congreso animó a sus afiliados a crear normas o directrices vinculantes que protejan a los artistas, que garanticen plazos razonables de preparación, garantizar la igualdad de acceso, promover prácticas inclusivas, prohibir la solicitud de desnudez o intimidad, y proteger los datos personales. También insistió en que debe regularse el uso y almacenamiento de estas grabaciones y que no pueden destinarse al entrenamiento de sistemas de IA.
La FIA, finalmente, facilitará el intercambio internacional de buenas prácticas para armonizar estas normas.
Sara López Blanco
Directora del Área de Negocio de AISGE
Fuente: AISGE

