Hace escasas fechas se ha hecho público el acuerdo alcanzado entre la administración Trump y ByteDance LTD, la compañía propietaria de TikTok, para que esta red social pueda seguir operando en Estados Unidos. Se trata de un pacto que tiene más que ver con la geopolítica que con el copyright, pero que con seguridad acabará afectando al ámbito audiovisual y a la creación de los contenidos de los que se nutre la red china.
Aunque Donald Trump ya intentó cerrar esta red social asiática en 2020, no fue hasta abril de 2024 cuando Joe Biden promulgó la Protecting Americans from Foreign Adversary Controlled Applications Act (PAFACA), que pretendía prohibir, mantener o actualizar “aplicaciones controladas por adversarios extranjeros”. Esta ley se creó en la práctica para erradicar el uso de TikTok en territorio estadounidense, salvo que se produjera una desinversión de capital chino a favor de capital norteamericano. La batalla mundial entre EE UU y China por el Big data y los aspectos de espionaje estaban alcanzado cotas inasumibles a nivel de derechos de propiedad intelectual, derechos fundamentales y desarrollos económicos y tecnológicos, así como el gran objetivo de dominar el entorno de negocio y de desarrollo tecnológico de la IA, lo que se ha dado en llamar, asimismo, la “economía del dato”.
Pese a que ByteDance LTD impugnó la ley estadounidense de 2024 por considerarla inconstitucional, alegando una posible violación de la Primera y la Quinta Enmienda de su Constitución (caso TikTok Inc v. Garland, 604 U.S.), la Corte Suprema rechazó la demanda de ByteDance por considerar que la norma busca en realidad preservar la seguridad nacional frente al control extranjero de la plataforma y de los datos. Fue tras esta decisión cuando el 19 de enero de 2025 TikTok se fundió a negro en EE UU durante 12 horas. Todos recordamos las quejas de los usuarios de dicha red social y cómo en sus “últimos momentos” varios usuarios se grabaron llorando ante el inminente cierre.
Por extraño que parezca, fue el propio Trump quien aprobó las moratorias que siguieron a este fundido a negro y que han permitido a la plataforma operar en territorio estadounidense, pese a que durante su primer mandato ya intentó prohibir la red social por motivos similares a los que luego formularía la administración Biden.
Finalmente, el acuerdo alcanzado entre EE UU y ByteDance, con el beneplácito de China, determina que el 80% de la compañía pase a manos de empresas estadounidenses (Oracle o Silver Lak, entre otras). Este cambio de manos debería traer cambios más significativos en el control de las infracciones en materia de derecho de autor, puesto que, aunque sea para cumplir con la Digital Millennium Copyright Act (DMCA), por parte de sus nuevos dueños se prevé una supervisión mucho más rigurosa de las posibles infracciones. Recordemos que Oracle es un gigante del sector y su implicación debería incrementar la automatización del filtrado de contenidos que puedan infringir el derecho de autor, incluso mejorando la trazabilidad de los titulares de derechos.
Todo lo aquí relatado, sobre todo este último giro de los acontecimientos, quizá propicie efectos colaterales en Europa, pues la nueva rigidez puede hacer que se retiren creaciones amparadas por determinados límites del derecho comunitario, como la minería de datos o la parodia, a través de los cuales varias empresas están eludiendo el pago de derechos de autor en la UE. Ya sabemos que la línea que existe entre la infracción y el uso legítimo es a veces muy fina, y que la diversidad cultural europea presenta una gran cantidad de matices que pueden chocar con las políticas renovadas de TikTok que apliquen sus nuevos dueños.
A este mayor control se suma que TikTok también conocido sus dimes y diretes y ciertas polémicas en Europa. En mayo de este 2025, sin ir más lejos, la Comisión de Protección de Datos de Irlanda (por ser este el país donde TikTok tiene su sede social europea) impuso a la red social una multa de 530 millones de euros por transferencias ilegales de datos a China. Además, la Comisión Europea acusó a TikTok de falta de transparencia en los algoritmos que están detrás de la publicidad mostrada en la app, lo que podría suponer una infracción de la Directiva de Servicios Digitales (DSA). Por otro lado, el Parlamento Europeo ya recordó a TikTok que las normas están para cumplirse, y que en materia de derecho de autor se exige un control ex ante; es decir, no bastaría con la eliminación del contenido cuando se denuncia la posible infracción.
Este cambio en el control de TikTok, obviamente, va más allá del cumplimiento normativo al que ByteDance siempre ha estado invitada. Este cambio en las manos de la titularidad efectiva de la compañía hacia empresas de capital estadounidense supondrá un reentrenamiento de los algoritmos con nuevas bases de datos, mucho más sensibles a las posibles infracciones de copyright. Deberíamos, por tanto, asistir a una mayor protección de los creadores.
En consecuencia, no podemos quedarnos solo con el titular del cambio de dueño de TikTok y sus consecuencias en EE UU. Ahora es el turno de Europa, donde se debería exigir una mayor defensa de la privacidad y la transparencia necesarias para garantizar el respeto de los derechos de los creadores en esa red social tan extendida a nivel mundial. Ojalá este acuerdo Tik Tok/EE UU. produzca un efecto rebote en los organismos de la UE y les obligue a despertar de su suerte de “letargo digital” para manifestarse más proactivos en la defensa de los derechos e intereses de la cultura y de los creadores europeos.
Abel Martín Villarejo Director General de AISGE. Secretario General de Latin Artis.
Profesor de derecho Civil en la Universidad Complutense de Madrid
Fuente: AISGE

